Ideología y Alma Nacional
El objetivo de la acción de defender es resguardar o proteger algún ente material o inmaterial contra un ataque, peligro o daño.
En este caso la acción de defender está dirigida a la nación; y una nación es un alma, un principio espiritual que sienta sus bases en la posesión en común de un rico legado de recuerdos que crea un estado de solidaridad constituido por el sentimiento que genera los sacrificios que se han hecho en la búsqueda permanente de un futuro mejor.
Este sentimiento generado por la memoria colectiva, se traduce en un hecho tangible: la voluntad general, el consentimiento expresado de continuar la vida en común y la disposición de hacer nuevos sacrificios para construir el futuro deseado.
Debemos estar conscientes que las formas de dominación imperial después de la II Guerra Mundial se reorientaron principalmente a estrategias no bélicas para crear un imaginario colectivo favorable a su estrategia colonizadora .
En este sentido Allem Dulles, fundador y director de la CIA durante 8 años (1953 – 1961) devela: “El objetivo final de la estrategia a escala planetaria, es derrotar en el terreno de las ideas las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Ante esta macabra estrategia no se puede ser indiferente a la implantación consciente o inconsciente de imágenes y símbolos que construyan un imaginario colectivo proyectante de un futuro favorable a los intereses de los centros de poder imperialista.
Por tal razón, la defensa integral de la nación se debe desarrollar con gran énfasis en los ámbitos ideológico – cultural y político.
Chávez alumbra el camino en El libro azul (1991): “Es en este marco desideologizado y con el propósito de hallar recursos válidos para que nuestro pueblo avance por el mapa intrincado del futuro es que nos hemos atrevido invocar un modelo ideológico autóctono y enraizado en lo más profundo de nuestro origen y en el subconsciente histórico del ser nacional”. Cultivar el Árbol de las Tres Raíces en la memoria colectiva.
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